Un gesto simbólico que enciende una lucha urgente: visibilizar y erradicar la violencia ginecobstétrica en Argentina.
Como cada año —y en cumplimiento de la ley sancionada en 2024—, la Semana Mundial del Parto Respetado comienza con los monumentos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires iluminados de rojo.
Ese color no es casual: es el color de la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica y de una marea que crece en cada rincón del país.
Encender el rojo en el espacio público es visibilizar una problemática que, aunque muchas veces se silencia, sigue afectando a miles de personas: la vulneración de derechos en los procesos de atención ginecológica, obstétrica, sexual y (no) reproductiva.
Es una forma de decir con fuerza y claridad:
¡BASTA de violencia ginecobstétrica!
Desde la Campaña impulsamos una transformación profunda del modelo de atención sanitaria. Queremos que cada nacimiento, cada aborto, cada consulta ginecológica y cada control de salud se realice con respeto, dignidad, consentimiento e información clara.
Esta semana no solo es conmemorativa. Es una oportunidad para seguir empujando cambios concretos: en la formación del personal de salud, en las prácticas médicas, en las leyes y en la conciencia social.
Seguimos trabajando para que la violencia ginecobstétrica sea reconocida como lo que es: una forma de violencia de género que debe erradicarse de raíz.
El rojo no es solo color, es compromiso colectivo.





