En Gaza, las mujeres paren bajo fuego. En refugios, en ruinas, en la calle, sin agua ni anestesia. Paren entre bombas, sangre y miedo. Paren sin poder elegir, sin poder descansar, sin poder llorar. Y aun así, paren. Porque la vida, incluso en medio del genocidio, insiste.
Desde Argentina, desde esta Campaña que nació para decir basta a la violencia ginecobstétrica, sentimos en nuestros cuerpos esa misma herida. La que se abre cuando un Estado —sea por guerra o por indiferencia— decide que nuestros partos, nuestros cuerpos, nuestras decisiones, pueden ser violentadas, ocupadas, negadas.

¡Nuestros cuerpos no son territorio de conquista, lo sostendremos una y otra vez, todas las veces que haga falta!
Lo que hoy ocurre en Gaza no es sólo una tragedia humanitaria: es una forma extrema de la misma violencia que denunciamos acá. La que despoja a las mujeres y personas gestantes de su autonomía. La que nos reduce a objetos, a instrumentos, a cifras. La que convierte el derecho a parir con dignidad en una batalla desigual.

Parir no es resistir: parir es vivir
Las mujeres palestinas paren en medio del genocidio. Y en ese acto desesperado y luminoso, nos recuerdan que la vida es también una forma de resistencia. Nos recuerdan que los cuerpos gestantes son territorio de memoria y de lucha, no de guerra ni de poder.
Desde la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica nos pronunciamos con claridad y sin neutralidad: repudiamos el genocidio en Gaza, exigimos el fin del asedio y denunciamos las violencias que atraviesan a las mujeres y personas gestantes en todo el mundo.
Porque cuando un parto ocurre sin respeto, sin cuidado, sin derechos, es también una forma de violencia. Y cuando una mujer muere por parir en condiciones inhumanas, en cualquier tierra, esa muerte nos atraviesa a todes.
Por eso decimos: No queremos más cuerpos dolientes, ni más partos forzados, ni más xaternidades solas. Queremos partos libres, territorios en paz y vidas dignas. Queremos que la palabra “vida” recupere su sentido profundo: no como discurso político, sino como práctica cotidiana de cuidado y justicia. Desde Argentina hasta Palestina, los cuerpos gestantes resisten, denuncian y se abrazan. Porque la vida, cuando es digna, es siempre una forma de revolución.

Los ataques constantes contra hospitales, centros de salud y personal médico han dejado el sistema sanitario de Gaza en ruinas. ©UNFPA Palestina / Media Clinic
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2 respuestas
Adhiero con fuerza. 💚
Repudio el genocidio y toda forma de violencia que atraviesa a las mujeres y cuerpos gestantes. Sostengo, con convicción, que la vida digna, el cuidado y la justicia son actos de resistencia y revolución. Desde Argentina, abrazamos y acompañamos esa lucha.
Desde este lado del mundo, nos unimos al grito y al dolor. Repudiamos el genocidio y abrazamos a quienes siguen pariendo vida en medio del horror. ✊🏽